2022 / 07 / 28

Inclusión educativa: Primera infancia y discapacidad

Inclusión educativa: Primera infancia y discapacidad

La inclusión educativa en la primera infancia de niños con discapacidad requiere de la adaptación de la propuesta pedagógica. Esta ha de apuntar al fortalecimiento de su proceso de desarrollo integral y socialización. Para ello, es fundamental trabajar desde una perspectiva de Derechos Humanos. De esta manera, se garantiza el ejercicio del derecho a la educación, participación y no discriminación, posibilitando así la inclusión educativa. Veamos más.

Algunos datos antes…

A nivel mundial, existen 93 millones de niños (entre 0 y 14 años) que viven con alguna discapacidad moderada o grave (UNICEF, 2013).

Para los menores con discapacidad es fundamental tener acceso a la educación inicial. Si bien no se cuenta con cifras mundiales sobre su acceso a la educación en la primera infancia tienen muy baja probabilidad de ser incluidos.

A nivel mundial, el 80% vive en países en desarrollo donde el acceso a la educación inicial y otros servicios básicos es insuficiente (UNESCO, 2009).

Ciertamente, la inclusión representa grandes desafíos para el equipo de trabajo de los centros de primera infancia.

No obstante, cuando la misma se naturaliza, pasa a ser parte de la cotidianidad de su práctica educativa.

Indaguemos un poco más sobre cómo es la inclusión educativa en la primera infancia de niños con discapacidad.

¿Qué es la educación inclusiva?

El concepto de inclusión hace referencia a la posibilidad de integrar a todas las personas excluidas y segregadas por distintas condiciones. Ya sean económicas, sociales, culturales, raciales o de discapacidad.

Por lo tanto, la educación inclusiva implica que todas las personas, con y sin discapacidad, aprendan juntas en las mismas instituciones educativas con propuestas apropiadas a sus necesidades específicas.

Es decir, lo relevante es la calidad de la experiencia educativa, la forma de apoyar el aprendizaje y los logros, más que el tipo de institución a la que concurre.

¿Qué implica?

Tener en cuenta la diversidad, ofreciendo propuestas de trabajo heterogéneas y flexibles que aseguren el acceso a la educación en igualdad de oportunidades.

Esto incluye un acercamiento a las necesidades e intereses especiales de los niños con discapacidad para generar propuestas educativas acordes a las mismas.

Así mismo, para alcanzar esta meta se necesita de un trabajo en equipo, fuertemente articulado que implique a todos los integrantes del centro educativo. Podemos decir que la inclusión supone garantizar el ejercicio del derecho a la educación, asegurando una educación de igual calidad para todos, respetando la diversidad y promoción de los derechos.

La importancia de la primera infancia

La primera infancia es la etapa que comienza con el nacimiento y llega hasta los 5 años de edad. Estos años son clave en el desarrollo y formación de las personas.

Y es que, es en la primera infancia en la que el cuerpo y la mente sientan las bases para el crecimiento posterior.

Las carencias durante esta etapa impactan desfavorablemente en el desarrollo de la vida de la persona.

Lo que se haga o no en estos primeros años marca el presente y futuro de los niños, y más aún cuando tienen una discapacidad.

Marco legal

En cuanto al marco legal, en el ámbito internacional, se ha ido avanzando en la temática. A partir de la Convención de los Derechos del Niño (CDN) se presenta un cambio de paradigma en la concepción del niño y adolescente como sujetos de derecho.

Adaptación pedagógica

Para la inclusión de niños con discapacidad es necesario adaptar la planificación, volviéndola adecuada a sus necesidades e intereses. Esto es, contemplando la singularidad de cada persona.

Los niños adquieren habilidades y aprendizajes con ritmos y edades distintos, según su contexto y experiencias de vida. Esto supone modificar la idea de que todos aquellos de una misma edad tienen que desarrollar dichas habilidades en el mismo momento y de igual forma.

En el proceso de aprendizaje cobra importancia las experiencias, oportunidades y apoyos que se le brindan o no al menor.

Sumado a esto, un aspecto importante es la adaptación curricular. Una estrategia educativa dirigida a los alumnos con necesidades educativas especiales. Este procedimiento considera sus características individuales al planificar la metodología, contenidos y, sobre todo, evaluación.

Dentro de las adaptaciones para atender las necesidades específicas el respeto por los tiempos individuales es clave. Así pues, el pequeño irá fortaleciendo su pertenencia grupal, integrándose e integrando sus necesidades con naturalidad.

Y es que el respeto de la diversidad va generando procesos de aprendizaje enriquecedores. Tanto para los niños como para el equipo de trabajo.

Estrategia de intervención

Dentro de la estrategia de intervención que nos tenemos que plantear para realizar la inclusión educativa de un niño con discapacidad daremos especial importancia a:

  • Conocer al niño
  • Conocer sus características
  • Acercarnos a sus intereses
  • Ubicarlo en la línea del desarrollo en la que se encuentra
  • Conocer sus potencialidades y limitaciones

Es decir, el equipo de trabajo del centro educativo debe informarse acerca de la discapacidad. Junto a esto, también ha de sensibilizarse sobre las características de aquellos que conviven con esta.

Además, es necesaria la diagramación de las estrategias de intervención. Para ello, es importante contar con una coordinación interdisciplinaria.

De esta forma, desde la planificación pedagógica, se han de pensar las propuestas de sala que respondan a los intereses y motivaciones del niño.

El intercambio de miradas que aporten y enriquezcan las propuestas de sala es fundamental.

¿Qué se consigue con la inclusión educativa?

La inclusión de niños con discapacidad engloba innumerables aspectos. Sobre todo, contemplar sus limitaciones, estimular sus potencialidades y favorecer su proceso de autonomía. En este sentido, importa la escucha y comprensión.

De esta manera se podrá entender mejor qué comunica el niño a través de su manera de expresarse. Y es que, la inclusión educativa se logra cuando se brindan respuestas acordes a las necesidades. Tratando, en la mayor medida de lo posible, de respetar sus tiempos.

La inclusión del niño con discapacidad en la primera infancia:

  • Favorece su proceso de desarrollo integral.
  • Fortalece su autonomía.
  • Impacta positivamente en su grupo de pares. De este modo, se promueve el desarrollo de valores. Entre algunos de ellos, tolerancia, respeto, solidaridad y empatía.
  • Implica el trabajo con la familia del niño con discapacidad, orientando y apoyando a su círculo más cercano.
  • Es necesario trabajar con las familias de otros niños para evitar la discriminación y promover la tolerancia.
  • Supone la articulación de su pasaje del centro de primera infancia a la educación primaria. De esta manera, se logra garantizar su continuidad y trayectoria educativa.

Rol de la familia en la inclusión educativa

La familia tiene un rol fundamental en su inclusión educativa. Es de gran importancia que acompañe activamente las estrategias de intervención sugeridas.

La comprensión, a nivel familiar, de las necesidades específicas del niño con discapacidad procura su bienestar integral. Y, además, es clave en sus logros.

Desde los equipos de trabajo de los centros de primera infancia hay que brindar orientación y apoyo a la familia.

Y es que, los miembros de la familia transitan por diversos procesos.

Desde enfrentarse al nacimiento de un hijo con discapacidad hasta comenzar a romper barreras sociales e institucionales para evitar la discriminación.

De esta forma, su entorno más cercano intenta que reciba la atención que necesita para su desarrollo pleno, acceso a la educación y tratamientos especializados.

Conclusión

En el proceso de inclusión educativa es de suma importancia el compromiso del equipo de trabajo. De tal forma, es clave su creatividad y apertura para que se pueda hablar de una inclusión educativa real.

Esto último sumado con propuestas pedagógicas acordes a las necesidades del niño. Así mismo, según la discapacidad que presente, se llevarán a cabo las adaptaciones de la propuesta a realizar, planificando y adaptando los materiales pertinentes.

Con un equipo de trabajo fortalecido, consolidado, motivado y comprometido en la tarea, la inclusión educativa es posible. En este sentido, la inclusión educativa en la primera infancia de niños con discapacidad, representa un desafío y nuevos aprendizajes. Sin duda, enriquece la práctica educativa y el crecimiento profesional. Sobre todo, humano.

Fuente: NeuroClass

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